- Una ciencia social.
- Pues me la haces.
- Pero es que ya no estamos en los sesenta.
- ¿Y te crees que no me doy cuenta? En todo caso estaríamos en los 60's, pero no lo estamos, así que ponte a ello que lo quiero para ayer. Y de paso te me haces una demanda al órgano competente.
- ¿Al órgano competente?
- ¡No nesito un eco, sino una chavala! Traeme una también. Y pipas.
- Joe... pero yo estaba con un Manifiesto...
- ¿Se titula así?
- No.
- Entonces no lo pongas con mayúsculas, que me perviertes el lenguaje y sabes que en este despacho somos muy conservadores.
Ahora dime dónde he puesto los pantalones, que tengo que atender a estos señores...
¡Qué pasa, artistas! ¿Cómo os van estos días de tiempo indeciso? ¿Nos hemos apuntado ya al gym para llenar un vacío existencial? Yo no, que ya sabéis que ya me entrego al deporte de forma habitual y tomo fruta para parar un tren, aunque nunca se ha presentado la ocasión. Para todos aquellos que no me sigan el ritmo os voy a recomendar un jardinero nuevo, así, en plan chulazo. No tiene por qué hablar nuestro idioma, aunque si es un Reyes, pues mejor que mejor. Yo me quedo con Juan, que los demás no le llegan a la altura.
En el caso de los barones, recomiendo copa de balón, puros, furcias y frases pomposas sobre la bolsa, las clases y el pan Rústico, que lo pongo con mayúsculas porque me refiero a la marca registrada.
Pero saliendo de estas cosas tan sórdidas, que son la nube de la entrada en particular, quiero comentaros las bondades de mi nuevo administrador de tareas: el Organizer 6.0. Es lo más. Muy intuitivo, se lanza automáticamente y tiene unos tonos pastel que lo hacen más espaciado y luminoso. Además cuenta con infinidad de formatos personalizables, lo cual es muy de agradecer, como unos genes capilares fuertes. Y es por este organizador tan McNífico que tengo la semana resuelta y no me tengo que perder en reflexiones y puedo dejar las improvisaciones para musicales, que cuando sale el sol pues se tercian un tanto. El tema de tener la cabeza despejada para mí y los míos, junto con la tranquilidad de saber que con Tulipán les estoy dando lo mejor de ayer hoy y siempre, hace que aglutine energías a grandes cantidades sin nada de grasa, con que estoy a tope y puedo dedicarme a alegrarle la vida a todo aquel que la cruce con la mía.
Y aquí viene la consecuencia lógica de tener una remesa energética: me he hinchado de valor y me he decidido a entrar en el Registro Civil para pedir cuentas.
- ¡Pídele cuentas al Rey!
- Gracias por el consejo, súbdito salao. Pero Juancar está muy liado pellizcando a secretarias reales, así que me las apañaré yo con la Administración Pública, a ver si tienen a bien decirme si alguien se ha acercado ya a poner que ahora me llamo César, aunque esté judicialmente concedido desde hace ya casi un año. Como temo encontrarme gitanos y transehuntes me voy a llevar a Weber, que reparte que no veas, y lidiará cual José Tomás con esos grises morlacos a los que plantaré cara con valor. Pero como ya nos intuimos todos que me voy a volver con las manos vacías y el corazón negro, porque todo se pega, voy a hacer mío el consejo de una amiga: si te pones tanto escote vas a parecer una puta y vas a ligar más.
PD: un beso para mi musa.
- Pues me la haces.
- Pero es que ya no estamos en los sesenta.
- ¿Y te crees que no me doy cuenta? En todo caso estaríamos en los 60's, pero no lo estamos, así que ponte a ello que lo quiero para ayer. Y de paso te me haces una demanda al órgano competente.
- ¿Al órgano competente?
- ¡No nesito un eco, sino una chavala! Traeme una también. Y pipas.
- Joe... pero yo estaba con un Manifiesto...
- ¿Se titula así?
- No.
- Entonces no lo pongas con mayúsculas, que me perviertes el lenguaje y sabes que en este despacho somos muy conservadores.
Ahora dime dónde he puesto los pantalones, que tengo que atender a estos señores...
¡Qué pasa, artistas! ¿Cómo os van estos días de tiempo indeciso? ¿Nos hemos apuntado ya al gym para llenar un vacío existencial? Yo no, que ya sabéis que ya me entrego al deporte de forma habitual y tomo fruta para parar un tren, aunque nunca se ha presentado la ocasión. Para todos aquellos que no me sigan el ritmo os voy a recomendar un jardinero nuevo, así, en plan chulazo. No tiene por qué hablar nuestro idioma, aunque si es un Reyes, pues mejor que mejor. Yo me quedo con Juan, que los demás no le llegan a la altura.
En el caso de los barones, recomiendo copa de balón, puros, furcias y frases pomposas sobre la bolsa, las clases y el pan Rústico, que lo pongo con mayúsculas porque me refiero a la marca registrada.
Pero saliendo de estas cosas tan sórdidas, que son la nube de la entrada en particular, quiero comentaros las bondades de mi nuevo administrador de tareas: el Organizer 6.0. Es lo más. Muy intuitivo, se lanza automáticamente y tiene unos tonos pastel que lo hacen más espaciado y luminoso. Además cuenta con infinidad de formatos personalizables, lo cual es muy de agradecer, como unos genes capilares fuertes. Y es por este organizador tan McNífico que tengo la semana resuelta y no me tengo que perder en reflexiones y puedo dejar las improvisaciones para musicales, que cuando sale el sol pues se tercian un tanto. El tema de tener la cabeza despejada para mí y los míos, junto con la tranquilidad de saber que con Tulipán les estoy dando lo mejor de ayer hoy y siempre, hace que aglutine energías a grandes cantidades sin nada de grasa, con que estoy a tope y puedo dedicarme a alegrarle la vida a todo aquel que la cruce con la mía.
Y aquí viene la consecuencia lógica de tener una remesa energética: me he hinchado de valor y me he decidido a entrar en el Registro Civil para pedir cuentas.
- ¡Pídele cuentas al Rey!
- Gracias por el consejo, súbdito salao. Pero Juancar está muy liado pellizcando a secretarias reales, así que me las apañaré yo con la Administración Pública, a ver si tienen a bien decirme si alguien se ha acercado ya a poner que ahora me llamo César, aunque esté judicialmente concedido desde hace ya casi un año. Como temo encontrarme gitanos y transehuntes me voy a llevar a Weber, que reparte que no veas, y lidiará cual José Tomás con esos grises morlacos a los que plantaré cara con valor. Pero como ya nos intuimos todos que me voy a volver con las manos vacías y el corazón negro, porque todo se pega, voy a hacer mío el consejo de una amiga: si te pones tanto escote vas a parecer una puta y vas a ligar más.
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