El amigo politólogo

Las bibliotecas de las universidades es lo que tienen, que sacan lo mejor de las mentes privilegiadas con el absurdo. Bueno, no sólo las bibliotecas, también existen otras variables independientes que explican la creación de temas de conversación teñidos de cultura friki-pop como, por ejemplo, la mierda de asignatura que estés estudiando en ese momento y tú interés por la misma. Pero vamos al grano. Ahora voy a cambiar de persona en el uso de los verbos, para no aburrir y que os penséis que yo no formaba parte de esta historia. Hey, oh, let’s go!
Era una tarde de junio, en plena época de exámenes del curso 2008/2009 de la Licenciatura de Derecho y Ciencias Políticas de la UAM. Estaban César Paul y Mr. Moon estudiando Política Comparada, cuando el primero le pregunta al segundo si le gustaba el fondo de su teléfono móvil.
“¿Qué coño es esto? Parece el estampado de un pez payaso; ¿tienes de fondo de móvil a Nemo?
“Que no, fíjate bien; ¿qué pone ahí?”
“El amigo informa… ¿Qué es eso?”
“Te lo tengo que explicar todo, si es que…”
“¿El amigo informa… tico? ¿Informático? Jajajaja, que bueno ese sketch (http://www.youtube.com/watch?v=R3nNR_XALoQ)”
“Claro que sí, es la leche”
“Me parto, ¡es buenísimo!”
“Los amigos informáticos son muy útiles”
“Desde luego, te solucionan cualquier cosa… y gratis además. Mola tener amigos que te solucionen la vida gratis.”
“Claro que si. Un amigo médico te puede curar y no tienes que hacer cola en el hospital; a un amigo abogado siempre le puedes pedir que te arregle unos papeles…”
“Jejejeje, sí, es verdad… Oye, ¿te has preguntado alguna vez cómo de útil es una amigo politólogo? ¿De qué te sirve tener una amigo politólogo?”

Esa era mi pregunta. ¿Para qué sirve tener un amigo politólogo? Qué mar de dudas las mías en aquel instante. Pero empecemos por el principio, que aquí seguro que hay más de uno que no sabe que significa la palabra politólogo, si es que sois de traca. Un politólogo, según la RAE, es una persona que profesa la politología o tiene especiales conocimientos de ella. Y la politología es la disciplina que estudia la política. Por tanto, ¿Para qué cojones sirve tener un amigo experto en política, utilitaristamente hablando? Bueno, pues aunque no lo creáis, tiene múltiples y polivalentes ventajas. En primer lugar, hay gente que no tiene ni zorra idea de cuando hay elecciones y cuando no, que se creen que pueden votar cuando quieran y no, las cosas no se hacen así; y además tampoco tienen claro a quien votar. Aquí el amigo politólogo te puede ayudar, de varias formas además. Si es un cínico, te dirá que para qué votar, si la democracia ha sido secuestrada por los partidos y las empresas, que hacen lo que quieren y se la suda la accountability (este concepto también te lo puede explicar tu amigo politólogo, tranquilo). Si es el típico idealista, te insistirá en que vayas a votar, que es importantísimo, pues la democracia es cosa de todos, de individuos cívicos e informados que se preocupan por lo común, por la comunidad en tanto ente político. Y si es un mamón afiliado a un partido, te dirá que votes a su partido, que lo van a petar en las siguientes elecciones.
En segundo lugar, un amigo politólogo es súper útil para ir de fiesta. Para empezar, puede hacer de señuelo antes las féminas. Les puede hablar de que hay países que lo están pasando muy mal, que son explotados por los países del primer mundo que no les dejan medrar en condiciones, que existe también un estudio con 36 democracias sin conclusión final alguna, como el polvo que no echará esa noche el chaval. De este modo las espanta, y si eres listo, se fijarán en ti como el amigo enrollado no coñazo.
En tercer lugar, un amigo politólogo puede ayudarte a que te partan las piernas o te quemen el coche. Es muy sencillo: sólo tienes que llevarlo a un bar o una reunión de gente que tenga una ideología política totalmente distinta a la suya. Como a los politólogos se les calienta la boca muy fácilmente y se piensan que todo es debate y diversión, se pondrá a contradecir a todo el mundo, porque el amigo politólogo no soporta la mentira y la gente desinformada (¡es que la ignorancia es muy atrevida!). Total, que acabarán de el tan hasta los huevos que os darán de hostias a los dos. Y eso, querido amigo, no tiene precio: has conocido en tus propias carnes el precio de la tolerancia, has sido reprimido políticamente (¡¡WOW!!).
Finalmente, el amigo politólogo, si es de corazón progre, puede llevarte a las fiestas del PCE. Y las comunistas, como todos sabéis, son de moral laxa y yeyé. Y claro, las manos van al pan.

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