¿Sistemático o sistémico?

No, Ken Brewster, eso es cosa del pluralismo Withehall, que lo lleva Lindblom o Cox o yo qué sé quién. Pero bueno, te dejo que estoy a punto de entrar en casa y ya no me cubre el Estatuto de los Trabajadores si me da un algo con el móvil, ¿eh? Venga. Let´s keep in touch y chasqueo la lengua mientras hago como que disparo con la mano.
Esto último es herencia de mis cursos ochenteros de actitud empresarial: una frase de cierre en inglés te da imagen de sofisticación. Tenedlo muy en cuenta a la hora de intentar ampliar vuestra cartera de clientes en una feria del IFEMA para empresarios o en encuentros entre profesionales del sector. Y ropa interior limpia. Eso siempre, por lo que pudiera pasar.
Pero, ¡Catherine, mi flamante esposa! Y…¡Jake Swanson, mi mejor amigo de un tiempo a esta parte! ¡¿Cómo me hacéis esto?!
- No es lo que parece…
- Calla, truhán, que de ti me lo esperaba. Al fin y al cabo es parte de tu encanto, pasa que pensé que podría contenerlo. Pero tú. Tú no tienes escusa ninguna.
- Se escribe con “x”, cariño.
- Lo sé. Es que me censuran. Pero no me cambies de tema. Te voy a dar la oportunidad de escplicarte y luego os mataré en orden aleatorio con la escopeta que tengo en mi mesita de noche, junto a “La carta esférica”, de Pérez Reverte y “La Catedral del Mar”. ¿Aceptáis?
- Acepto.
- Acepto.
- Yo también.
- Yo no. Tú a mí no me mandas. ¿Y por qué has obviado el autor del otro libro?
- ¿Quién era ese otro? Bueno, es igual. Además, eso no es del todo cierto, querida. Según Dahl sí que ejerzo un poder sobre ti. Pero vamos a lo que vamos. Dime por qué me has hecho esto mientras apelmazo la pólvora.
- Bueno, cariño. Yo es que me pensé que habías muerto. Como llevabas tanto tiempo ausente… Jake fue un apoyo en todo este trance y, perdida en mi confusión, tomé el tocino por la velocidad y me rendí a los impulsos de la carne. Pero vamos, que yo pensaba en ti cuando lo hacíamos, incluso con la luz encendida.
- ¡Pero si nos vimos esta mañana! Por cierto, que he olvidado pasar por la tintorería.
- Ah. Entonces te habré confundido con tu hermano. No obstante, sigo manteniendo que sólo me refugié en los brazos de tu mejor amigo porque me tenías desatendida.
- Ahí sí que tengo que darte la razón. Y visto que estás en posesión del argumento más fuerte no me queda otra que rendirme a tu razón, que en este caso es la razón.
- Uy, qué redundante. Bueno, entonces, ¿te importa que acabemos la faena? Que ya sabes que yo no soy de dejar las cosas a medias y cada pastillita son 35€ en el mercado negro.
- Efectivamente y no. Digo, sí, sí, sí. Si yo sólo venía a coger los palos, que he quedado con el resto de los muchachos para echar unos hoyos y luego tomarnos algo en un bar de alterne. Pero vamos, que ya sabes que yo sólo miro.
- Muy bien. Pásalo en grande y no vuelvas muy perjudicado. No te doy un beso porque estoy sudada.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

A ti, querido amigo:

He de agradecerte que hayas decidido visitar mi Blog (no cabe duda de que tienes un gusto exquisito). Y si en realidad has tropezado y caído aquí, o sólo has entrado para ver cómo se salía, te invito a que te des una vuelta. Aunque recuerda: se toca, pero no se mira.

El Consultorio de César

Aquí tenéis la cuenta de correo a la que podéis dirigiros para las dudas, sugerencias e insinuaciones. Usadlo con moderación: soycesarpaul@gmail.com