Los piropos. Porque si son verdad hacen justicia y si no lo son, lejos de estar tipificados en el código penal, alegran el día, la semana y, si el momento es oportuno y la intensidad la adecuada, toda la vida. ¡Ojo! Este tipo de piropos no son para amateurs, que luego vienen los disgustos, los llantos, las confesiones, los etiquetados de todos los amigos en una sola foto, la copita para antes de dormir como costumbre y postponer la devolución de libros por miedo a la mirada de reprobación.
Pero antes de entrar en materia, dejad de tomar apuntes y escuchad: la escobilla tiene una utilidad muy concreta. Dicho lo cual, os voy a regalar un dato: mis tarjetas tienen el mismo tipo de letra que la de Paul Allen, de American Psycho, y es mera casualidad. Y, si le damos la vuelta, vemos que prefiero optar por los piropazos finos o los macarras. ¿Nos morimos por un ejemplo de cada? Oye, perdona, que esto no es Hipercor y yo no voy vestido de vaca argentina. En embargo, tened:
Cómo estás y no es una pregunta. Y: ¡si voy con lo que te doy! Usallos con moderaçao.
Pero antes de entrar en materia, dejad de tomar apuntes y escuchad: la escobilla tiene una utilidad muy concreta. Dicho lo cual, os voy a regalar un dato: mis tarjetas tienen el mismo tipo de letra que la de Paul Allen, de American Psycho, y es mera casualidad. Y, si le damos la vuelta, vemos que prefiero optar por los piropazos finos o los macarras. ¿Nos morimos por un ejemplo de cada? Oye, perdona, que esto no es Hipercor y yo no voy vestido de vaca argentina. En embargo, tened:
Cómo estás y no es una pregunta. Y: ¡si voy con lo que te doy! Usallos con moderaçao.
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