Desde Rusia con amor

- ¡Orden! ¡Orden en la sala! Por favor... Orden. El primero que hable burro será, cuando yo diga "ya".
- ¿Ya?
- No, aún tiene que levantarse el acusado y dirigirse al jurado a pesar de incurrir en desacato varias veces.
- Es que es "the Rock".
- Sí, pero no se cicla. ¿Ha visto cómo se levanta del suelo del tirón sin apoyar los brazos?
- Mmmmmm...
- ¡Uy! Perdone, no me he dado cuenta, pero no hay marcha atrás, como método anticonceptivo.
¡Qué pasa, artistas! Encadeno tres consonantes y ninguna me resuelve el panel, así que me voy a tirar a la piscina, que se ha tirado un zagal para que lo rescate y pedirme el número. La suerte es de quien la busca, o de quien compra "playboy", o de Jorge Fernández. Yo aparco siempre donde quiero, pero, si lo sé, cojo invisibilidad. En su momento no tenía tantas salidas, ¿sabes?
- Ya, y ciencias políticas sí, ¿eh?
- ¿No deberías estar gritando "extra, extra"? Ten, un penique, inviértelo en bonos del Estrado.
- Muy hábil, señor, pero aquí somos de números.
- No en mi turno. ¿Quieres que demos un paseo por el centro?
- No... creo que no... tengo que ir al club social a planificar el golpe de mañana. Luego tengo ensayo con los chicos del coro y cena ligera con la tía Agatha.
- Veo que no la acentúas.
- Es inglés.
- E inglés, ¿qué?
- Haces origami, ¿eh?
- En los ratos muertos.
- Entonces, ¿hay alguna novedad? Es por no hacerle perder el tiempo al timonel, que tiene un transatlántico que hundir.
- Ah, no. Pierda cuidado, amigo mío...
- Lo conozco desde hace un párrafo.
- ... que yo tengo una planta para el servicio que asaltar.
- Será zorro...