A mí la presión me puede, a mí la presión me agobia, y eso es lo que pasa cuando veo a tu novia, le confesaba en petit suisse el Conde de Romanones a su muy querido amigo. ¡Qué pasa, artistas! ¿Etiquetandoos en las fotos de los Goya? No lo hagáis; queda cutre. Yo vengo contento y espabilado porque en casa me pegaban lo justo y hoy he comido mi platillo favorito, aunque haya tenido que sacrificar dos vasos y 5 cromos Paninni, de Galería del coleccionista. Suponen los modistos que esto es un gozo a corto plazo, pero en el pozo en cuanto cierren actas.
- Siempre has sido un libertino, como tu padre y el padre de tu padre.
- No está bien eso de contar la familia en binario, matrona mía, el musical.
- Calla, que ya pronto me van a abolir la esclavitud y tendré todo el día para mí. Montaré una cadena de gimnasios a la que llamaré Holiday y no cambiaré el grafismo en años.
- Sueña usted y lo hace sin totem, así que no sé quién es más yeyé de los dos.
- Yo sí que lo sé, pero la manta de mis rodillas me impide desvelarte el secreto que cambiaría el espíritu de la serie, quedándote más sorprendido que por el regreso de Roxette.
- Eso dice mi madrastra, que de aquí en nada se dispara el progreso y se lleva la técnica narrativa tradicional a sitios peor pagados, pero con gentes más bellas de corazón.
- ¿Y usted la cree, señorito?
- ¿Qué, perdona? Es que tengo la BlackBerry con vibración y no estoy para... ¿a comer al Ginos? No son horas, que no cuenten conmigo.
- Así no va a llegar a presidente del consejo directivo a los 23, como su padre.
- Tiene una osadía excesiva noche y día. Además, yo a mi padre no quiero parecerme, que hasta que no me confiese su amor en su lecho de muerte seguiré despechado soterrando la fortuna familiar sin importarme que tenga más entradas pero sea más alto que él a mi edad.
- Es que en su casa no se compraba leche Pascual, ni había una central nuclear a escasos 10 km.
- Todo tiene sentido ahora.
- ¿Quiere unas moneditas para los recreativos?
- La codicia me pierde, ¿qué tengo que hacer?
- Nada. Téngalas. Llegado el momento sabremos qué hacer.
- En este siglo no hay malicia si no es por tema de herencias, así que no tengo nada que temer. Y ahora me voy a pensar si me hago las camisas a medida o me arriesgo con una que el cuello me apriete o me sobre de sisa.
- Siempre has sido un libertino, como tu padre y el padre de tu padre.
- No está bien eso de contar la familia en binario, matrona mía, el musical.
- Calla, que ya pronto me van a abolir la esclavitud y tendré todo el día para mí. Montaré una cadena de gimnasios a la que llamaré Holiday y no cambiaré el grafismo en años.
- Sueña usted y lo hace sin totem, así que no sé quién es más yeyé de los dos.
- Yo sí que lo sé, pero la manta de mis rodillas me impide desvelarte el secreto que cambiaría el espíritu de la serie, quedándote más sorprendido que por el regreso de Roxette.
- Eso dice mi madrastra, que de aquí en nada se dispara el progreso y se lleva la técnica narrativa tradicional a sitios peor pagados, pero con gentes más bellas de corazón.
- ¿Y usted la cree, señorito?
- ¿Qué, perdona? Es que tengo la BlackBerry con vibración y no estoy para... ¿a comer al Ginos? No son horas, que no cuenten conmigo.
- Así no va a llegar a presidente del consejo directivo a los 23, como su padre.
- Tiene una osadía excesiva noche y día. Además, yo a mi padre no quiero parecerme, que hasta que no me confiese su amor en su lecho de muerte seguiré despechado soterrando la fortuna familiar sin importarme que tenga más entradas pero sea más alto que él a mi edad.
- Es que en su casa no se compraba leche Pascual, ni había una central nuclear a escasos 10 km.
- Todo tiene sentido ahora.
- ¿Quiere unas moneditas para los recreativos?
- La codicia me pierde, ¿qué tengo que hacer?
- Nada. Téngalas. Llegado el momento sabremos qué hacer.
- En este siglo no hay malicia si no es por tema de herencias, así que no tengo nada que temer. Y ahora me voy a pensar si me hago las camisas a medida o me arriesgo con una que el cuello me apriete o me sobre de sisa.
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