AR: la película

John, John, Hong, John... tienes que despejar tu mente si quieres ser agente doble.
- Te he pedido que me digas dónde está el baño, no pasar a cuartos.
- Pues al fondo a la derecha, como siempre. Alias lo sabría.
- Estás estrenando serie, no creo que puedas arrancar con tanta fuerza crítica como Fidel, de Aída.
- Masa crítica me gusta más.
- Y a mí los Mikado de chocolate con leche.
- Y a mí las chicas con más carne que Megan Fox, pero no voy por ahí reclamando una fragancia propia ni exigiendo que venga la siguiente cita cuando hacen algo que no me convence.
- Entonces, ¿pides la segunda cita?
- Si algo apredí en Vietnam y en Hombres, mujeres y viceversa es que un depilado barato puede pasarte factura en el peor momento y que el que primero habla, pierde. Por eso he desarrollado un elenco de buenos gestos vacíos pero resultones, que me ayudan a salvar el trance de una pregunta capciosa, como las invitaciones de la suegra.
- ¿Me das uno? Es que tengo que ir a una entrevista de trabajo y aún no me he decidido.
- ¿Ángel o demonio?
- ¿No te acabo de decir que no he tomado partido aún?
- No lo sé, chiqui, que no siempre te estoy prestando tanta atención como Victoria a la lencería fina.
- ¿Y la 30 de esta?
- Lo que ves es lo que hay.
- Perdóname si aspiro a un Don Mendoza que me haga vivir sintiéndome viva, pero en mi casa se trata a la asistenta como a una más y se nos enseñó que salir un jueves resta potencia al resto del fin de semana.
- Y yo preocupado porque Bunbury se acabe mi pintauñas... ¡Qué pasa, artistas! ¿Pretratando las manchas con algún producto específico? No me gusta que hagáis eso en la noche de la plantá. Yo deliro con paños mojados sobre mi frente y un sacerdote a mi vera, porque me atacan las fiebres, que son cuatro y la líder una wasp. ¿Ha tenido que ver algo la reciente apertura de un nuevo Taco Bell cerca de mi domicilio? No, porque el consejero delegado y mis abogados han pactado que, seguramente, la intoxicación fuese de la cadena de la competencia. Y, mientras me pregunto por qué tu hermano le da tan poca importancia a su graduación, pero tanta a los sábados por la noche, agarro pluma y hetero y acabo de adoctrinar a mis pupilos, que no saben qué pesa más, si un kilo de aguacates o uno de paja. Con lo cara que está la fruta a estas alturas del año yo me quedo con el arrepentimiento y ellos con la boca abierta y la cresta bien tiesa.
- Pero descanse, señor mío - me implora la doncella a la que le hago guarreridas por mandato de mi padre. Pero yo, con las ropas desatadas como la Vane cuando suena el "Flying free", le pido mi caballo y me doy una vuelta por el barrio en busca de Bella. Esta semana no he hecho pectoral superior, pero espero que ella no se dé cuenta. Y hasta aquí el capítulo con moraleja de la semana.
No cambiéis de canash. Mañana, ma-ma-ma-mash.


0 comentarios:

Publicar un comentario

 

A ti, querido amigo:

He de agradecerte que hayas decidido visitar mi Blog (no cabe duda de que tienes un gusto exquisito). Y si en realidad has tropezado y caído aquí, o sólo has entrado para ver cómo se salía, te invito a que te des una vuelta. Aunque recuerda: se toca, pero no se mira.

El Consultorio de César

Aquí tenéis la cuenta de correo a la que podéis dirigiros para las dudas, sugerencias e insinuaciones. Usadlo con moderación: soycesarpaul@gmail.com