¿Eres tú el que deja un vaso al lado del fregadero siempre?

- Sí, claro.

- ¿Y por qué lo haces, rapaz?

- Porque... pues para no gastar más vasos. Lo dejo ahí y luego vuelvo a beber de él. A razón de 14, 7 la media.

- Pero, hombre, cuando uses el vaso luego lo metes al lavavajillas, y si necesitas otro pues lo coges.

- Ya, bueno, pero entonces ¿desoigo al Capitán Planeta, el único superheroe con peinado ochentero?

- Si quieres hacerte con algo más que la legítima estricta, sí.

- Joé, esto es un abuso. ¿Y si tuviera labio leporino?¿A que entonces sí que te pensabas dos veces compartir el vaso conmigo? Sé que tenemos muchos ejemplares, pero la mera posibilidad de coincidir, aunque sea postaclarado-lavado-abrillantado-rejuvenecido, tiene que causarte aversión en punto desagradable.

-Tampoco te creas. Yo ya he vivido mucho: he superado 2 cánceres, que hacen un géminis; he pasado la guerra; tenido 12 hijos, de los que sobrevivieron 13; y llevo 50 años casado con tu abuela, que es lo más duro de los tres.

-¿Tres?

-Además, descuidas la posibilidad de que seas tú el que se tope con el otrora vaso tuyo, pero que yo, amén de mis deslices de persona mayor, haya confundido en mi imaginación el cubículo y lo haya saboreado a las 12:30, que es cuando suelo. Entonces mis órganos, ya maltrechos, con la podredumbre que tienes ocasión de (pedo) comprobar a menudo, serán, al menos en parte, tuyos.

Jaque mate.

-...