Y yo le digo: oyes, atiéndeme aquí, que yo tengo cosas que hacer, que no vivo de la sopa boba. - Y me viene la chiquilla y me sonríe, porque yo la he sonreido antes, y el rostro le deviene tenso cuando escucha las palabras prohibidas: me quiero borrar, ¿me das el formulario?
Entonces mira a su jefa, que tiene un cuerpo riquhihimo, de años de trabajo, pero también de genes generosos, aunque luego le falla la cara, y me la tira encima:
- Pero, ¿te vas?
- Sí.
Entonces mira a su jefa, que tiene un cuerpo riquhihimo, de años de trabajo, pero también de genes generosos, aunque luego le falla la cara, y me la tira encima:
- Pero, ¿te vas?
- Sí.
- No me hagas esto. Sé que las cosas han ido un poco mal últimamente, pero es que mi supervisora me está apretando... Dame tiempo. Quedamos luego y lo hablamos.
- No, no. Si no es eso. Es por el precio, que es abusivo y yo no soy tan pijo como parezco. Yo soy pura fachada, porque el éxito empieza por aparentar éxito. Lo decían en los 80's.
- Mira. Yo lo único que puedo hacer es esto: te rebajo 15 eurazos.
- ¿Podías rebajarme más? Pero si me dijistes que el precio que me ponías era mucho y que te jugabas el puesto. Qué fuerte. Pues ya no la quiero, que esto es como que te den un regalo porque saben que estabas desilusionado por la falta de ello.
- Vamos, no te pongas así. Me estás montando una escena.
- A mí no me intentes dar la vuelta a la tortilla. He venido a borrarme, echándome elegantemente a un lado, y tú sólo haces que embarrar el recuerdo de lo nuestro. Te odio. No me llames nunca. No quiero saber de ti. Así que no me investigues en el Facebook, porque te voy a bloquear. Y como me entere de que me llamas con el número oculto te meto una querella por lo penal que te cagas.
Y ahora pásame una toalla que me voy al spa por última vez.
Eso fue, a grandes rasgos, lo que pasó aquel día.
Yo volví con el corazón hecho polvo y la espalda relajadísima (los chorros son muy buenos para la lumbalgia, pero el espíritu es cosa de Mr Walker). En casa sólo me esperaba una nevera con un limón y comida china de hace un par de días, una cama vacía y un saxofonista que hace que todo esto suene melancólico y autodestructivo. Mañana, sin duda, la llamaré.
Yo volví con el corazón hecho polvo y la espalda relajadísima (los chorros son muy buenos para la lumbalgia, pero el espíritu es cosa de Mr Walker). En casa sólo me esperaba una nevera con un limón y comida china de hace un par de días, una cama vacía y un saxofonista que hace que todo esto suene melancólico y autodestructivo. Mañana, sin duda, la llamaré.
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