- Lo que te dice el profesor de pilates junto con éxula.
- Típico de la madre que no le gusta la niña para su hijo porque es un poco sosa.
- El trozo de tierra rodeado de mar por todos lados menos uno cuando Pe está en ella, como en Cannes.
- Y muchísimas más cosas, que por no redundar, porque vosotros tenéis un conocimiento bastísimo que ya se sabe.
Además, tendrías que haber caído, y yo sé que muchos sí que lo habéis hecho, porque el otro día Norman Foster se me acercó y me dijo: Oyes, que la duda de las de antes de esta semana tiene trick (truco), porque la insolación es incontable, como leche o flavour.
Cómo se nota que tiene estudios. Pues sí. Efectivamente y no. Es incontable en el sentido de que no se puede contar con los dedos, pero con un ábaco sí. O con una calculadora científica.
Así que, chicos, no dejéis de estudiar. Cuando los estudios os hastíen porque os quitan tiempo para haceros fotos con el móvil mirando al espejo o para rondarle a la Soralla, que en realidad está por el Ojcar porque él pasa de ella, no decaigáis. Pensad que si lo aprobáis todo papá y yo hemos decidido comprarte la moto de Trial, ¿eh? Venga.
Necesito poetizar sobre algo, cualquier cosa, necesito hacer un ripio que duela verlo, que sea una deshonra para la vergüenza y, sobre todo, que no se comporte como es debido. Pobre, estaré dolido, no me consueles querido César, haz el favor, sólo consiénteme esta vez para que diga la que me viene a la mente.
ResponderEliminarHoy me han hecho “la cama” y, sin necesidad de que sea cierto, me parece un concepto digno de dramatizar. Se trata simplemente en que uno trata de dar un salto, da igual dónde, pero salta cual cervatillo, grácil y armoniosamente, con la ternura pintada en los labios y sonriendo los ojos. Otro, que tiene esa tela en la mirada y, seamos sinceros, un humor difícil de comprender, se arrima un poco, y con una caricia que trata de despistar, gira leve y horizontalmente el vuelo del primero. La tragedia está servida: uno cae, lenta pero inevitablemente, de cabeza.
Lo peor no es, sin embargo, el espantoso aterrizaje, sino antes, que tienes tiempo de saber quién fue sin saber porqué y, luego, que planchado sobre el suelo te quedas parado mirando al cielo, como Charlie Brown, y se te hace tarde. –“Ojú, qué leshe”- te dices para ti, e inesperadamente, alguien te contesta -“Ojú el arte que tú tieneh”- y animado te levantas de un salto y te marcas un taconeo sobre el barro y ventilas la falda para el disfrute de los curiosos, que no son pocos. Entonces te apetece contarlo, y este es el resultado... En fin, perdón a los presentes, mejor hago caso de tu consejo y me marcho a estudiar.
Raoul.