¿Si me abrocho el pantalón por encima del ombligo pareceré más delgado?

Ay, por favor, Conde Kutúzov, me ruboriza con sus perversiones. Uhuhuhu... ¿Que no sabe que tengo que atender a la duda de las de antes? ¡Cabecera!
Bien. Vamos con lo nuestro. A esos hombres de mediana edad que comienzan a desarrollar sus propias órbitas gravitacionales les diré que los carbohidratos complejos no son el mejor amigo del hombre y que lo que engorda de la cerveza es la cerveza, y no la tapita adjunta.
Dicho lo cual he de desmitificar, en contra de lo que los sastres, gremio torticero, dicen, al cinturón por encima del ombligo. Si tienes barriguita llévala con dignidad y orgullo. Cuesta lo suyo hacer semejante acopio de grasa sin tener que hibernar, con que tú, querido gordito, exhíbela sin pudor. ¿A qué esperas para comprarte camisas hawaiianas y una minimoto?¿ A qué? Yo no lo sé. Yo no lo sé.
El pantalón tiene su sitio. Y el ombligo es el meridiano límite. De ahí no subas. Cruzar la frontera no te hará aparentar mayor delgadez. ¿ O acaso las viejas que se ponen mechas y se tiñen cada semana parecen más jovenes? No. Parecen ancianas que no saben envejecer con dignidad. ¿Tú quieres eso?¿Eh?¿A que no?¿ A que no? Pues eso.

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