Mi primer solitario

El orgullo es como el apéndice: aparentemente no sirve para nada y cuando se hincha sólo da problemas. Eso pensé cuando recibí la llamada del que, a la postre, sería el mayor caso de mi carrera.
Las mujeres son como el hielo: si las tienes demasiado en la mano te quemas, pero son el complemento ideal para una copa. Empiezo a desbarrar...¡Qué pasa, taxidermistas! Pero qué largo y bien ubicado puente estamos viviendo, ¿sí o no? A mi me aturrullan los ojos de esa rubia y la cantidad de documentos que me quedan por repasar/pasar. Pero vamos, lo importante es el ritmo, y yo lo tengo del bueno, por aquéllo de ser latino.
Centrándonos en las cosas que de verdad importan, como la familia, la confianza o que el pan esté crujiente por fuera y tenga la miga tierna, he de compartir con vosotros que a mis *** añitos he hecho mi primer solitario.
Mola una hartá porque tú pones las cartas en pilas por colores alternos y luego por palos. Pero es que, entre tanto, las cartas están vueltas y tú se las pides a la banca, que te mira con cara de Poker, por cómo está la crisis, que tienen que pluriemplearse.
En ese sentido yo no me corto. Mirada de hielo. Súbito el pulso y mano ganadora.
Es un subidón cuando la baraja se pone a saltar por el screen con efecto estela. Creo que es comparable a tener un hijo (me refiero al primer paso) o a arrebatarle la cartera de clientes a Bill Paterson (cómo odio a Bill). Es una sensación de éxito estupenda sólo superable por un atardecer en Doñana tras una dura jornada de cacería con tu purito Rey, puritos de verdad.
Claro que me diréis que solitarios hay muchos: el chino ese de cruzar piezas con forma de cruz; el majong; el de la baraja; el spider; Vigo Mortensen,... En fin, un montón. Pero yo hablo del solitario de cartas que te viene en los juegos del ordenador. Me refiero a ese que lo tienen todos los ordenadores, inlcuso los capados de oficina.
Bueno, el caso es que yo hice el mío por primera vez con la inestimable ayuda de mi socio Álvaro. Lo cierto es que llevo dos en dos días. Estoy unstoppable. Que alguien me detenga o arramplaré con vuestra civilización como un Godzilla japonés.
Eso es todo.

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