Estaba yo en pijama y camiseta de andar por casa, una de whiskey Jameson (publicidad encubierta en el blog), de esas que nunca te pondrías para ir de fiesta; aunque tal y como están las modas, con los 80 de revival y el ¡Fama a bailar!, a lo mejor se estila eso de llevar camisetas de publicidad, de Pepsi, Pastas Gallo o Transporte Martínez Campos SL. Pero este no es el tema ni de lejos.
The thing is… mierda niño, deja de jugar con el audio de la tele, ponlo en castellano, copón. Pues eso, que el tema precisamente es la tele, que no el televisor, diferenciemos claramente el contenido del continente. Los programas de televisión queridos cesarpauladictos. ¿No os habeis quedado un día enfermos en casa (o mentido al jefe al respecto, o a vuestras madres) o simplemente era festivo y no teníais cole? Entonces en aquel momento encendéis el televisor para ver la tele, pero os habíais olvidado de que era un día de diario, es decir, de lunes a viernes. Y os arrepentís de haberlo hecho: porque la tele es una p*** (censura por cortesía de Slurm, ahora más adictivo) mierda, una tan grande que no se puede decir que sea pinchada en un palo, sino en el mástil de la bandera de Colón. Es tal bodrio que ni siquiera La 2 pone algo culturalmente digerible.
A todo esto, la mujer de la “Ruleta de la Fortuna” ha caído en la casilla de “quiebra”; ha perdido todo su dinero y el panel. Por avariciosa. He dicho.
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